LA TÉCNICA DEPORTIVA. En términos de función, y no de moda.
Al menos una vez cada cierto tiempo, alguno de los mejores atletas revoluciona la técnica de competición, y provoca que todo lo que se conocía sobre el deporte en la materia aparentemente quede obsoleto. Estos cambios de tendencias técnicas pueden ser debidos, a las capacidades innatas del atleta, a que estas hayan sido desarrolladas de forma extraordinaria, o puede que se deba a un cambio drástico en la tecnología aplicada y homologada.
Estas irrupciones obligan a casi todos los técnicos a vigilar los métodos utilizados por otros deportistas o equipos. Lo correcto para no confundir estilos o tendencias técnicas con la técnica correcta, es considerar el deporte:
Como una actividad dinámica en continua evolución, y que requiere una técnica precisa, un ritmo adecuado para la realización sincronizada de movimientos claves, y una correcta interacción con las fuerzas externas para mantenerse en equilibrio.
Y a la técnica deportiva como el análisis teórico y científico de los patrones de movimiento y del equilibrio de los esquiadores de acuerdo con los principios de la física y la biomecánica.
Desde un punto de vista más coloquial, la técnica es la aplicación práctica de un conocimiento. Pero esta última adquiere la dificultad de no poder fundamentar con cierto rigor científico las muchas opiniones que se pueden extraer de todos los que conocemos este deporte.
Por lo anteriormente expuesto, para poder profundizar con exactitud en todo el proceso habrá que analizar las bases o conjunto de elementos que interviene en el deporte de cada modalidad, es decir los fundamentos de la técnica. La asimilación y el entendimiento de sus definiciones proporcionarán al profesor y al entrenador un amplio conjunto de herramientas para utilizar en sus planteamientos en las mejoras de las habilidades técnicas.
En resumen, los profesores y entrenadores como responsables técnicos deben de analizar siempre la técnica del deporte de competición en términos de función, y no de moda.
